BORRADOR DEL PLAN ESTRATÉGICO 2030 DE NUEVO LEÓN – REVISIÓN 2019-2020
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BORRADOR DEL PLAN ESTRATÉGICO 2030 DE NUEVO LEÓN – REVISIÓN 2019-2020
Marco conceptual
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible propone un modelo de desarrollo incluyente, justo y equilibrado, que siente las bases para un porvenir centrado en el bienestar de las personas en el presente y en el futuro. El Plan Estratégico para el Estado de Nuevo León 2015-2030 está enmarcado en la consolidación de este tipo de desarrollo, aquel capaz de asegurar el bienestar de las personas sin comprometer el desarrollo de futuras generaciones. Por lo tanto, este es un Plan para todas las personas, que pone al centro su bienestar a partir del acceso equitativo a oportunidades, educación de calidad y vida saludable, y propone la construcción de un entorno propicio para lograrlo por medio de una sociedad segura y con acceso a la justicia, un medio ambiente sano, un Gobierno de calidad, economía próspera e incluyente, y finanzas públicas sanas.
El bienestar es subjetivo, ya que cada persona lo define a partir de su experiencia y creencias, pero hay factores externos que lo determinan; en otras palabras, el bienestar está relacionado con tener la libertad para elegir qué hacer y qué ser como persona. Por lo tanto, es importante entenderlo a partir de las capacidades que tienen las personas para tener el estilo de vida que desean, en función de sus características, origen y circunstancias socioeconómicas. Dichas capacidades son las diferentes combinaciones de funcionamientos valiosos para vivir la vida deseada. Los funcionamientos se refieren a los estados de ser y estar a partir del uso de los recursos disponibles, por lo que tienen una relación bidireccional con las capacidades: mientras que los funcionamientos constituyen una capacidad, esta también resulta en una serie de funcionamientos valiosos que aseguran el bienestar de las personas (Sen, 1993). Por ejemplo, un recurso o un bien son los alimentos; alimentarse sanamente es un funcionamiento que resulta en que las personas tengan la capacidad de aprender, lo cual resulta en un funcionamiento valioso, aprendizaje relevante para el desarrollo personal.
Los funcionamientos pueden clasificarse en fundamentales y complejos. Los fundamentales son básicos para la supervivencia, como estar bien alimentado o alimentada, tener buena salud; los complejos son funciones como ser feliz y ser capaz de participar en la vida de la comunidad. El bienestar de la persona depende directamente del valor que cada una da a estos elementos y lo que consiguen realizar con ellos.
La calidad de vida también está profundamente relacionada con la libertad, ya que es el medio y el objetivo para que las personas puedan tener el tipo de vida que desean; en otras palabras, bienestar. En ese sentido, las libertades se refieren al conjunto de capacidades de las personas para elegir el tipo de vida que quieren vivir, las cuales dependen de las características personales, pero también de un entorno que permite al individuo elegir precisamente quién ser y qué hacer. Poder actuar libremente y ser capaz de elegir representan alcances significativos para el bienestar (Urquijo, 2014). Por ejemplo, los funcionamientos como alimentarse sanamente, habitar un espacio seguro y accesible, recibir formación académica y técnica, entre otros, brindan a las personas capacidades, las cuales les permiten elegir con libertad, por ejemplo, el tipo de trabajo que quieren realizar; sin embargo, también requieren que las instituciones garanticen sus derechos laborales para ejercerla.
No obstante, la libertad está también íntimamente ligada a la justicia y a la equidad, por lo que es importante analizar la relación entre las características individuales y la diversidad de identidades de las personas con las estructuras de poder (Thompson, 2018). Una perspectiva interseccional permite entender la relación entre la discriminación y la violación a los derechos como resultado del diseño de las instituciones a partir de la generalización de experiencias, lo cual profundiza las situaciones de discriminación de las personas con identidades marginalizadas [1]. Por ejemplo, la experiencia de marginalización de una mujer blanca no es la misma que la experiencia de una mujer índigena o una mujer afrodescendiente, ya que ambas identidades, de género y étnica, profundizan las desigualdades y la discriminación.
En ese sentido, la función del Gobierno es propiciar las condiciones para que cada persona pueda actuar libremente y elegir un estilo de vida deseado. Mientras que la gestión gubernamental puede dotar bienes que permiten funcionamientos fundamentales y complejos, también garantiza las condiciones para que puedan ejercerlos. Identificar las problemáticas que limitan dichas condiciones es fundamental para construir mecanismos de solución.
Tanto las capacidades como sus límites están relacionadas entre sí, ya que forman parte de un sistema más amplio de desarrollo económico, social y ambiental. Por lo tanto, dotar de capacidades a las personas y construir un entorno propicio para ejercerlas requiere no solo de resolver dichas problemáticas, sino de identificar sus relaciones con otras y romper los círculos viciosos que alimentan (Arnold, 2015). Por ejemplo, la prevalencia en enfermedades crónicas del corazón y respiratorias no solamente están relacionadas con los hábitos de alimentación y activación física de las personas, sino con la calidad del aire. El desarrollo sostenible del estado nada más puede lograrse a partir de una visión integral, que atienda las relaciones entre las problemáticas, asegurando el bienestar de las personas en la actualidad y en el futuro.
Es por esto que el Plan Estratégico, en cada apartado, presenta un diagnóstico sobre la problemática desde la perspectiva del bienestar para las personas y los factores que limitan que este se alcance. Además, el orden del Plan presenta, en primer lugar, el análisis y los objetivos relacionados con el desarrollo humano –Desarrollo Social, Educación y Salud– para, posteriormente, abordar aquellos relacionados con el entorno propicio para lograrlo: Seguridad y Justicia, Desarrollo Sustentable, Gobierno Eficaz y Transparencia, así como Finanzas Públicas.
Finalmente, el Plan Estratégico parte del reconocimiento de que existe una diversidad de experiencias de las personas y que existen grupos con mayores privilegios que otros en la composición social de Nuevo León. Para poder consolidar un estado que dé bienestar a toda su población, es necesario que toda persona, independientemente de sus características, tenga acceso a las mismas oportunidades de desarrollo. Para lograrlo, es necesario visibilizar la diversidad de necesidades y problemáticas. Específicamente, se presentan siete grupos prioritarios para el desarrollo del estado: niñas, niños y adolescentes, personas adultas mayores, personas migrantes, comunidad LGBTTTIQ+, mujeres, personas con discapacidad y población indígena.
Notas al pie
[1] La perspectiva interseccional es un concepto que proviene de la teoría crítica de la raza a partir de los análisis de Kimberlé Crenshaw sobre la experiencia de racismo y sexismo en el trabajo de las mujeres negras en Estados Unidos. Dicha teoría establece que la intersección de las identidades de género y raza, y los discursos feministas y antirracistas separados, marginaliza las experiencias de las mujeres negras (Crenshaw, 1989).
Referencias
Arnold, R. (2015). “A Definition of Systems Thinking: A Systems Approach”. Procedia Computer Science, 44, pp 669-678. Hoboken: Stevens Institute
Crenshaw, K. (1989). “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics”. University of Chicago Legal Forum, 1, pp. 139-167.
Sen, A. “Capability and Well-Being” en Nussbaum, M. y Sen A. (cords.). (1993). The Quality of Life. Oxford University Press.
Thompson, L. “Intersectionality” en Edwards E., Ferguson, R. y Obgar, J. (eds.) (2018). Keywords for African American Studies. New York University Press
Urquijo, M. (2014). “La teoría de las capacidades en Amartya Sen”. EDETANIA, 46, pp. 63-80. Cali: Universidad del Valle.