Sería valioso incluir un análisis desde la eliminación del seguro popular.
Valdría la pena hacer un énfasis especial a las necesidades de los adultos mayores y la forma en que las instituciones deben adaptarse para brindarles mejores opciones de atención.
Se sugiere agregar después de este párrafo esto:
La desnutrición es una de las condiciones más relevantes que afecta negativamente la salud de las personas[51] adultas mayores y su prevalencia es generalmente alta. El estado nutricional adecuado, entre otros factores, es un componente fundamental para la conservación de la autonomía funcional de los adultos mayores. La desnutrición como estado patológico caracterizado por la falta de aportes adecuados de energía y nutrientes acordes con las necesidades biológicas afecta a la salud en general de las personas, especialmente de los adultos mayores por su mayor vulnerabilidad. Es así que la evaluación del riesgo de desnutrición (RD) puede contribuir a predecir de forma independiente la pérdida funcional, los estados depresivos y la mala calidad de vida de este importante sector de la población (Franco-Álvarez et al., 2007).
Por su parte, la anorexia en el envejecimiento Implica una multiplicidad de pequeños cambios, como en el sentido del gusto y el olfato, alteraciones de la distensibilidad del fondo gástrico y de la secreción gastrointestinal, alteraciones de las hormonas de retroalimentación del sistema nervioso autónomo, alteraciones de la hormona leptina y en las hormonas esteroideas, y cambios en el sistema nervioso central en respuesta a la ingestión de alimentos (Gowers & Crisp, 1990)
En el cuadro 1 se presentan los principales cambios que ocurren en la función gastrointestinal durante el envejecimiento:
Cuadro 1. Cambios en la función gastrointestinal durante el envejecimiento | |
Órgano | Cambios observados |
Gusto | Disminución de las papilas gustativas y de la cantidad de terminaciones nerviosas. Flujo salival disminuido. |
Olfato | Descenso en la cantidad de terminaciones nerviosas |
Esófago | Incremento en el número de ondas terciarias, disminución de la relajación del esfínter esofágico |
Estómago | Disminuye la secreción de ácido clorhídrico, factor intrínseco y pepsina. Vaciamiento rápido de líquidos. |
Intestino | Crecimiento bacteriano excesivo. Atrofia de la mucosa e hipertrofia de la capa muscular |
Hígado | Menor tamaño y flujo sanguíneo. Disminuye la cantidad enzimática para metabolizar fármacos. |
Páncreas | Menor gasto de bicarbonato y enzimas |
Fuente: Chávez-Medina, D. R. (2011). Anorexia y desnutrición en el adulto mayor. |
De acuerdo con información de la ENSANUT 2018, el 39.5% de las personas adultas mayores en Nuevo León consideran que su peso es “Muy saludable” y 48.7% considera que su peso es “Saludable”; es decir, aproximadamente 9 de cada de 10 personas adultas mayores en Nuevo León (88.2%) perciben que el peso que tienen es el adecuado. Sin embargo, el 11.8% considera que es “Poco saludable”, destacando que por sexo, dicha percepción es casi tres veces mayor en las Mujeres (16.5%) que en los Hombres (6.1%). Así mismo en este año, el 19% de las PAM declaró que tiene diagnóstico de obesidad, la cual se presenta más en las Mujeres (21.7%) que en los Hombres (15.5%). De igual manera, a las PAM que les diagnosticaron obesidad, el 31% está recibiendo tratamiento para esta enfermedad.
Así mismo, el 19.2% de las personas adultas mayores declaró que ganó peso en los últimos 12 meses, el 24.7% perdió peso y el 56% no registro cambio alguno en su peso. De los que perdieron peso, cerca del 70% declaró que no fue de manera intencional. Es importante este hallazgo, ya que en promedio, la pérdida de peso no intencional fue de entre 11 y 12 kg en promedio. Este tipo de pérdida de peso (>5% no intencionado) es clínicamente significativa y suele ser de causa multifactorial, e incluye la anorexia del envejecimiento, pero es importante descartar otros procesos mórbidos como el cáncer. Este fenómeno se asocia con mayor morbilidad y mortalidad, sin embargo, su impacto en estas variables se debe más a la causa de la pérdida de peso. Las principales causas que se asocian con la perdida involuntaria de peso son: el cáncer, las enfermedades gasto intestinales y los desórdenes psiquiátricos (Vanderschueren et al., 2005).
GRÁFICA 5
GRÁFICA 6
GRÁFICA 7
[51]En las PAM se complementa la información de obesidad con desnutrición y las causas que llevan a ella. Así mismo, se presenta el porcentaje de PAM que tienen un diagnóstico médico de obesidad.
Se sugiere agregar después de este párrafo:
En México, la Comisión Nacional de Población (CONAPO) tiene estimaciones de las tasas de[51] mortalidad a partir de 1950 a nivel nacional y a partir de 1970 por entidad federativa. Con esta información, en la gráfica 1 se observa que la tasa de mortalidad ha ido disminuyendo gradualmente. Sin embargo, hay un cambio de tendencia a partir del año 2000. Diversos autores utilizando información de los registros de mortalidad del INEGI, han encontrado que en el periodo de 1990 a 1997, la mortalidad general en México descendió casi diez veces; pasando de 35 a 4.9 defunciones por cada mil habitantes y a partir del año 2000, la tasa de mortalidad ha mostrado un ligero incremento pero constante a través de los años.[1]
GRÁFICA 1
Con respecto al cambio de tendencia, algunos autores como Gómez-Dantés et. al (2016) han argumentado que posterior a 1990, las principales causas de muerte han cambiado. Siendo ahora las enfermedades no transmisibles y el aumento en la violencia interpersonal las que contribuyen de manera significativa al incremento en la tasa de mortalidad, particularmente a partir del año 2000.
En 2017, con base en los registros de mortalidad del INEGI en Nuevo León, las defunciones de Personas Adultas Mayores representaron el 65%[51] del total de defunciones en el estado. En este mismo año, el Estudio de la Carga de la Enfermedad (GBD, por sus siglas en inglés) [1] estimó las principales causas de muerte a nivel global y por regiones. En él se definen las causas por niveles de agrupación de enfermedades; en este caso se utilizó la información agrupada a 22 categorías.
Referente a las causas de muerte entre la población Adulta Mayor en el estado, las cinco principales (que en su conjunto representan a más del 80%), son las siguientes:
· Enfermedades cardiovasculares (29.3%): Conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Entre sus clasificaciones en encuentra la hipertensión arterial (presión alta), cardiopatía coronaria (infarto de miocardio), enfermedad cerebro vascular, entre otras.
· Diabetes y enfermedades renales (21.9%):
o La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre).
o Por otro lado, la enfermedad renal crónica es la pérdida progresiva de la función renal. En una etapa inicial, la enfermedad no presenta síntomas y puede ser tratada. Pero en etapas más avanzadas, la persona puede necesitar diálisis y hasta trasplante de riñón.
· Neoplasmas (19.5%): Los neoplasmas (también llamados de manera genérica “Cáncer”) se designan a un grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo. Una característica definitoria del cáncer es la multiplicación rápida de células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir partes adyacentes del cuerpo o propagarse a otros órganos, un proceso que se denomina metástasis.
· Enfermedades digestivas (8.6%): Las enfermedades digestivas son trastornos del aparato digestivo, que algunas veces se denomina tracto gastrointestinal (GI). Entre este grupo de enfermedades se encuentran las enfermedades hepáticas crónicas, la cirrosis, apendicitis, entre otras.
· Trastornos neurológicos (4.5%): Los trastornos neurológicos son enfermedades del sistema nervioso central y periférico, es decir, del cerebro, la médula espinal, los nervios craneales y periféricos, las raíces nerviosas, el sistema nervioso autónomo, la placa neuromuscular, y los músculos. Entre esos trastornos se cuentan la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, enfermedades cerebrovasculares
GRÁFICA 2
Por sexo, en el caso de los Hombres Adultos Mayores, las cuatro principales categorías son las mismas que para la población total, destacando un porcentaje ligeramente mayor en las enfermedades cardiovasculares (31%); menor en diabetes-enfermedades renales (20.1%) y neoplasmas (18.9%) y sin diferencia en enfermedades digestivas (8.6%).
Para las Mujeres Adultas Mayores, se registra un menor porcentaje en enfermedades cardiovasculares (26.8%), mayor en diabetes-enfermedades renales (20.1%) y neoplasmas (18.9%) y al igual que los Hombres, sin diferencias en magnitud en enfermedades digestivas (8.6%).
Así mismo, por rangos de edad y por sexo, se mantienen las tres principales causas de muerte entre la población total.
GRÁFICA 3
[1] El Estudio de Carga de la Enfermedad es un programa integral de investigación regional y global que evalúa la mortalidad y la discapacidad de las principales enfermedades, lesiones y factores de riesgo. GBD es una colaboración de más de 3600 investigadores en 145 países.
[51]Aunque el registro que utilice para el reporte del INGER fue 2017 porque la información del GBD es también de ese año; a la fecha ya se tiene la información actualizada a 2018. Sin embargo, el porcentaje es muy similar, aumentando en 1% (65.8%)
[1] Panorama epidemiológico de México, principales causas de morbilidad y mortalidad, Soto-Estrada et. al (2016).
[51]En el caso de las PAM, el análisis se complementa de registros administrativos del INEGI y del estudio de Carga de la enfermedad (GBD)
Se sugiere incluir después de este párrafo:
4. Promover la atención integral e integrada, centrada en la persona para las personas adultas mayores en el Estado.
Es necesario contar con servicios de atencion sociosanitarios integrales e integrados, que incluyan una cartera que este alineada a las necesidades de la población de PAM, con recursos humanos e infraestructura suficientes para la demanda actual y futura, incluyendo las necesidades de cuidado de largo plazo y apoyo a las familias que brinda cuidados.
Estas intervenciones deben estar dirigidas a fomentar el envejecimiento saludable de la población mediante acciones enfocadas a mantener y desarrollar la capacidad funcional de las PAM, para ser y hacer lo que considera más valioso en cada etapa de su vida. Reconociendo al envejecimiento como un proceso valioso, pero que puede estar acompañado de dificultades asociadas a pérdidas, que en algunos casos podrán ser prevenidas (por lo que hay que evitarlas a toda costa), y algunas otras no. Promoviendo la recuperación, la adaptación y el respeto a la dignidad. Es necesario replantear el enfoque a uno que considere los derechos de las PAM y que les permita prosperar en un contexto de cambios y complejidades, pero en vez de determinar lo que las PAM necesitan, la estrategia se enfoca en fomentar las capacidades de las personas para que sean ellas mismas quienes decidan sobre su vida y su bienestar.
Incluyendo la salud mental (depresión). Para personas mayores el tema de deterioro cognitivo y demencia es prioritario, adicionalmente es una de las prioridades de la OCDE en el tema de salud y envejecimiento.
http://www.oecd.org/health/health-systems/Renewing-priority-for-dementia-Where-do-we-stand-2018.pdf
No se menciona nada sobre el acceso a cuidados paliativos, un área de oportunidad grande para el Estado. Tampoco se menciona a la salud mental. La cual sin duda se posicionó como problema de salud pública por efectos de la Pandemia.
No se incluye esta estadística en el diagnóstico.
Se sugiere agregar:
En 2013, el INGER realizó un estudio sobre la carga de enfermedad en personas adultas mayores. Entre los principales resultados se destaca la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable (EVISA); esta última se define como el número de años que se espera que la población viva sin alguna enfermedad y/o discapacidad en la última etapa de su vida. La brecha entre EV y EVISA para Nuevo León fue de 8.8 años, mientras que a nivel nacional es de 9.9 años
Fuente: Instituto Estatal de las Personas Adultas Mayores. (2020). Programa Estatal Gerontológico 2019-2025. Gobierno del Estado de Nuevo León. Disponible en http://sistec.nl.gob.mx/Transparencia_2015/Archivos/AC_0001_0007_00168695_000002.pdf?fbclid=IwAR3V-uK
Después de este párrafo se sugiere incluir una redacción extraída del Programa Estatal Gerontológico
Envejecimiento saludable
El acceso a servicios de salud, tanto en la parte preventiva como de atención, el acceso a servicios básicos, a la educación, a la oportunidad de tener un trabajo formal con prestaciones sociales, entre otros factores, han hecho que en Nuevo León, la esperanza de vida a través de los años haya ido en aumento y sea su población la que presenta la mayor esperanza dentro del contexto nacional. Una esperanza de vida más larga representa un recurso invaluable tanto individualmente como para la sociedad, incluyendo la oportunidad de reflexionar sobre la concepción que se tiene del mismo proceso de envejecimiento y la vejez. Sin embargo, un factor fundamental para el aprovechamiento eficiente de este recurso es poder lograr que la población llegue a la vejez en las mejores condiciones posibles de salud.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geriatría (INGER)[1], los avances en las ciencias médicas y la mejoría en las condiciones de vida han contribuido a disminuir sustancialmente las tasas de morbilidad y mortalidad por causas transmisibles, aún persisten las altas prevalencias de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). Por lo que advierte que una mayor longevidad, puede verse frecuentemente acompañada de:
· Mayor carga de enfermedades: el 35% de las PAM en México presenta más de 2 enfermedades crónicas, afectando en general en mayor medida a las mujeres y a la zona norte del país, con mayores prevalencias de sobrepeso y obesidad en los entornos urbanos.
· Fragilidad, presente en un 22% de PAM.
· Alta probabilidad de sufrir caídas (4 de cada 10 PAM ).
· Deterioro de la salud mental, principalmente por la presencia de deterioro cognitivo y demencia (15%) o depresión (17%).
· Discapacidad (presente en aproximadamente un 30% de las PAM), siendo la diabetes la principal causa para mayores de 70, muy seguido de la enfermedad del Alzheimer.
· Dependencia, la cual puede ser causada por complicaciones en enfermedades y síndromes.
Así mismo se hace énfasis en que la mayoría de estas enfermedades y síndromes tienen relación con estilos de vida desfavorables (mala alimentación, sedentarismo, abuso de alcohol, entre otros), por lo que no deben ser consideradas como una consecuencia inevitable de la vejez y en su mayoría pueden ser prevenidas, retrasadas o adecuadamente tratadas principalmente si son detectadas en forma oportuna y se fomenta la adopción de estilos de vida saludables.
Por otra parte, de acuerdo al mismo documento, existen retos pendientes en cuanto al sistema de salud no solo en el acceso efectivo a los servicios y sino en la calidad técnica, desarrollo de nuevos modelos de atención integral e integrados centrados en la persona, así como la infraestructura y personal capacitado para su operación. Establecen que actualmente la cartera de servicios no responde a las necesidades de la población de PAM, y tanto los recursos humanos como la infraestructura son insuficientes para la demanda actual y futura, además de que se encuentran concentrados principalmente en la ciudad de México. Así mismo los servicios que se brindan a las PAM se encuentran desarticulados, ofreciendo por una parte servicios de salud mediante distintas entidades en todos los niveles de gobierno, sin la presencia de criterios unificados y estándares nacionales que no favorecen la efectividad y eficiencia en los resultados. Adicionalmente, no existe hasta la fecha un sistema de apoyo para las necesidades de cuidado, incluyendo los cuidados de largo plazo, estas necesidades en la actualidad son cubiertas principalmente por las familias, las cuales en su mayoría carecen del conocimiento y los recursos para realizarlos, por instituciones privadas de paga poco accesibles para la población en general, y por instituciones de asistencia social con muy limitada capacidad instalada.
En un esfuerzo por mejorar la respuesta ante la situación actual en la salud de las PAM y las limitantes en los recursos, desde el contexto internacional y nacional, la estrategia se concentra en fomentar el envejecimiento saludable de la población mediante el establecimiento de acciones enfocadas a mantener y desarrollar la capacidad funcional de las PAM, para ser y hacer lo que considera más valioso en cada etapa de su vida. Esta estrategia reconoce al envejecimiento como un proceso valioso, pero que puede estar acompañado de dificultades asociadas a pérdidas, que en algunos casos podrán ser prevenidas (por lo que hay que evitarlas a toda costa), y algunas otras no. Pérdidas en las capacidades físicas o cognitivas, familiares y sociales, o en los roles que anteriormente desempeñaban. La política pública no debe ignorar que estas pérdidas pueden estar presentes sino debe tratar de promover la recuperación, la adaptación y el respeto a la dignidad. Para esto, es necesario replantear el enfoque a uno que considere los derechos de las PAM y que les permita prosperar en un contexto de cambios y complejidades, pero en vez de determinar lo que las PAM necesitan, la estrategia se enfoca en fomentar las capacidades de las personas para que sean ellas mismas quienes decidan sobre su vida y su bienestar.
Dentro de esta política se debe de considerar la gran diversidad que se presenta en las PAM, y no solo enfocarse a desarrollar acciones para aquellas con deterioros en sus capacidades o con necesidades de apoyo, sino en mejorar la habilidad funcional de todas las personas, independientemente de su condición actual. De acuerdo con la propuesta del INGER, para las personas con niveles altos y estables de capacidad la estrategia debe de estar centrada en mantener la capacidad el mayor tiempo posible, mediante la detección y control de enfermedades y factores de riesgo, proporcionando a su vez un entorno seguro y agradable para desarrollar actividades físicas. Para el segmento con algún deterioro en las capacidades, se necesitan servicios que ayuden a detener, moderar o revertir la condición, al tiempo que dentro del entorno se le brinden elementos para facilitar su capacidad funcional. Para las personas con pérdidas significativas de la capacidad, las intervenciones deben enfocarse en sistemas de atención de largo plazo, acorde a sus derechos, libertades fundamentales y con respeto a su dignidad, para que se lleven a cabo las tareas básicas que aseguren su bienestar.
Por otra parte, la política debe de reconocer cuestiones de inequidad en el proceso de envejecimiento, según datos de la OMS (2018)[2] , una gran proporción (aproximadamente el 75%) de la diversidad en las capacidades y circunstancias de las PAM, son resultado del impacto que tienen las ventajas y desventajas a través del curso de vida, resultado de por ejemplo la familia donde se nace, el sexo, etnia, nivel de educación, recursos financieros, entre otros. Por lo que la política debe de considerar criterios para compensar estas pérdidas a lo largo de la vida, así como establecer acciones preventivas para poblaciones con mayores riesgos.
[1] Hechos y desafíos para un envejecimiento saludable en México.
[2][2] [2] “What is Healthy Ageing?” OMS, 2018.
No se habla del tema de la salud mental en el diagnóstico ni en los objetivos